Ya les hemos hablado un poco de Crusader Kings III, porque catpower lo jugó en su preview para Xbox y nos contó todo el chismecito de cómo se acostó con una mujer que lo rechazó. Pero al menos no perdió los terrenos que le heredaron. Ahora lo jugué yo, ésta vez en PC, para poder probar el nuevo DLC que sale justo el día de hoy. Veamos qué contiene el DLC, Crusader Kings III Royal Court:

  • Una sala del trono – Ve la representación física de tu poder.
  • Llamar a la corte – Un evento en el que interactúas con tus cortesanos y con tus vasallos.
  • Artistas Inspirados – Son parte de tu corte que pueden venir si los patrocinas.
  • Culturas Híbridas – Puedes crear una cultura híbrida cuando tienes varias culturas en tu reino.
  • Divergencia de Culturas – Puedes separarte de tu cultura tradicional al cambiar ciertos aspectos que te convengan.

Yo antes había jugado muy poco, y como podrán ver, para poder disfrutar de mucho de este contenido del DLC, primero que nada debes de convertirte en un Rey o un Emperador. Sino simplemente no tienes acceso a tu corte real – porque pues no eres un rey, eres sólo un duquesillo o por ahí.

Ésta es la historia de cómo lo logré finalmente.

Primero que nada deben de saber que reinicié como tres veces porque la cagaba de maneras que, ahora, son bastante obvias. Por ejemplo, casé mejor a los hijos de mi hermano que a los hijos propios, de modo que ellos tenían mejores alianzas cuando me morí, y mi heredero no tenía cómo defenderse. Y cosas así.

En mi último run decidí tener más paciencia, y enfocarme en una sola cosa a la vez en cada uno de mis reinados.

En uno de mis runs MI HIJO HEREDERO trató de matarme. Asshole.

Así que primero formé grandes alianzas casando a mis hijos y casándome yo con gente que ya tenía ejércitos. Con los ejércitos de mis aliados conquisté varios territorios para extender mi ducado, y así obtener más impuestos.

Sin embargo, cuando me morí, mis hijos se repartieron el terreno y se redujo considerablemente mi reino. Pero en lugar de ponerme al brinco y querer atacar a todos a diestra y siniestra, me contuve, y mejor me puse a reforzar mis terrenitos con mejores construcciones, para que me pagaran más impuestos.

Luego me fui a la guerra a favor de un aliado y me morí. Eso pasa cuando decides liderar la guerra personalmente. Y por alguna razón heredó una de mis hijas, que no estuvo mal, porque era muy buena administradora. Lo que sí estuvo mal es que perdí aún más terrenitos en la repartición. Y además, por algo que hice pero no estoy segura qué, otro título se convirtió en mi título principal, entonces heredé los terrenitos más pequeños y se le cambió el nombre a mi ducado.

Todos siempre se pelean por Berlín, pero ahí no hay nada.

Pero no importa, porque mi marido era el Rey de Dinamarca, y me apoyó en todas mis guerras para sacar de los terrenos a los que me caían mal, y así quedarme otra vez con Dublín. Cabe mencionar que todo mundo quiere Dublín y se la pasan pelándose por él aunque la neta no hay nada en Dublín.

Cuando me morí yo, de vieja, fue lo peor. Porque para este entonces mi hijo heredero se había ido a gobernar un terreno que alguien le había heredado – ni siquiera estoy segura quién. Y se había ido, de Irlanda, a la mitad del imperio romano. Entonces cuando volvió nadie lo conocía, todo mundo lo odiaba, no tenía el apoyo de nadie.

Pensé que ahí se había acabado todo.

Pero resulta que no, porque este hijo tenía derechos legítimos sobre básicamente toda la isla. ¡así que lo tomé por la fuerza! Maté a varios de mis opositores que me odiaban y ya estaban formando facciones en contra mía, y también quise matar a uno de mis sobrinos que tenía derechos sobre mis terrenitos. Lástima que ese me descubrió y ahora me odia.

Y luego ya no podía con el estrés, así que se tornó a la comida para lidiar con ello. Y ahora es un rey gordo. Por fortuna mi esposa me sigue amando, y me apoya en todo. Si no yo creo que jamás hubiera llegado a Rey.

Este pobre rey come cuando no puede con el estrés.

Luego, ya que logré consolidar mis terrenos, y que vencí a varias facciones, incluyendo una insurgencia de campesinos, me senté a ahorrar dinero para pagar el título. ¡350 monedas! Aproveché de pedir rescate para todos mis prisioneros. Funcionó. No sin antes desterrar a mi tía, aprovechando que ya estaba viejita, cabe mencionar. (Este juego te convierte en una persona horrible).

Y finalmente lo logré, me convertí en el rey de Irlanda.

Vean mi majestuosidad en Crusader Kings III Royal Court

Crusader Kings III Royal Court - behold!
¡Mi esplendorosa Corte Real!

Casi luego luego me morí. Pero al menos pude regir sobre esta corte una vez, y sentirme como un verdadero rey.

La Corte Real hace algo muy bien, y es que realmente te hace sentir como que finalmente lo lograste – eres un rey, con todo lo que eso implica. Cuando reúnes a tu corte, realmente te sientes como en Game of Thrones, lidiando con los asuntos de tus vasallos y tomando decisiones que reyes de todo el mundo escucharán. De hecho, ya que te sientas en el trono y otros reyes comienzan a escribirte, sí te sientes bien importante. Lo amé.

Fue duro llegar hasta ahí, pero también muy divertido. ¿Ahora qué sigue? ¿Britannia?

Las mecánicas a detalle de Crusader Kings III Royal Court

Tu corte además introduce otras mecánicas a las que vas a tener que echarles un ojo también. Por ejemplo, ahora también tendrás que ver la “Grandeza de tu Corte”. Obvio quieres que tu corte sea importante y que todos hablen bien de ella. Sin embargo, todo lo que hagas cuesta dinero, así que más vale que tengas mucho oro para tus indulgencias.

Crusader Kings III Royal Court - la grandeza de tu corte depende de cuánto gastes en ella.
La grandeza de la corte depende de tu comportamiento, pero también de qué tan bien la mantengas.

También habrá eventos que solamente suceden dentro de la Corte Real. Por ejemplo, quizá veas a dos de tus cortesanos empezar a discutir porque comparten habitaciones y se odian. También podrás ver a algún vasallo tratar de hacerte quedar mal al regalarle dinero a todos frente a ti, para que tú también tengas que demostrar tu generosidad.

Al celebrar la corte, los súbditos vienen a pedirte de tu sabiduría.

La ventaja de ser Rey, es que ése es un título heredable, y todos los demás están debajo de ti. Eso es una gran ventaja porque así no hay repartición de tierras otra vez. Lo malo es que ahora otras personas también querrán tu título. ¡Pero sólo me lo quitarán de mis manos cuando esté muerto!

Sin embargo, no les puedo decir mucho acerca de las mecánicas nuevas de cultura, ya que no he salido de Irlanda. Lo que sí es que ahora soy líder cultural de Irlanda, lo cuál está bonito.

Crusader Kings III Royal Court - ejerciendo la corte
Debería pedirle a ese dude que se vista mejor para entrar a mi corte.
apolo

Lo mejor según Apolo

  • Llegar a ser Rey y obtener la corte real realmente se siente como el siguiente paso. Te sentirás recompensado por ser tan genial.
  • Ver a tu Corte Real en físico hace que todo se vuelva más real. Además, aquí podrás ver mejor cuando te cambies de ropita, así como los artefactos que traes puestos. Todo se siente más visceral.
  • Agrega más cosas qué hacer. Si quieres quedarte como Rey de un solo país por un rato, para consolidar tu poder, puedes hacerlo y aún así tener varias cosas que hacer.
  • Agrega otra capa más de administración de recursos, lo que también añade aún más reto al juego.

Lo peor según Shepi

  • La única manera de llegar a este contenido es llegando a Rey. Antes de eso realmente no hay mucho más que ver.
  • Y ya. Realmente es una adición súper sólida para aquellos que buscan más contenido de Crusader Kings 3. Es difícil encontrar de qué quejarse incluso para mí, que soy un gato.
  • Bueno, lo único es que sólo está disponible en PC. En marzo llegará el juego a consolas, pero Crusader Kings III Royal Court el DLC, sólo estará en PC por un tiempo.

Crusader Kings III Royal Court es el nuevo DLC de Crusader Kings. Está disponible únicamente en PC.

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